Río Cinca_

Laspuña

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Es el tercer domingo de mayo de 2013 y como todos los años, los nabateros del Sobrarbe van a realizar el descenso desde Laspuña hasta Aínsa en las nabatas que comenzaron a preparar meses antes. Lo primero que hacen y que, dicho de paso, es de agradecer, es obsequiar a todos los presentes con un generoso almuerzo que el cuerpo agradece.

Son más de las once cuando los nabateros deciden que ha llegado el momento de aguar las nabatas. El caudal ha bajado mucho desde ayer y el esfuerzo no obtiene recompensa en ninguno de los intentos que realizan. Al cabo del rato, de varias reuniones improvisadas en la orilla y gracias a que el caudal ha subido ligeramente, consiguen aguar la primera de las tres que han preparado, entre el aplauso y al ánimo de los curiosos que allí estamos.

Nabateros
Bajan con decisión retando al río pero con la última de las nabatas es el Cinca el que se impone

Tras la salida de la tercera nabata nos vamos en coche hasta Labuerda donde esperamos a que llegue la segunda de ellas; en un momento aparece y nos preparamos junto a un grupo de espectadores para verla pasar muy cerca, junto a la orilla… pero ¡sorpresa!, detrás de unas piedras hay otro ramal del río bastante más tranquilo y es por ese por el que los nabateros deciden seguir su camino. La desilusión de los presentes se hace evidente.

Entonces y dado que la tercera aún no ha pasado y que no se la ve a lo lejos, nos acercamos hasta donde se ha desviado la anterior. Aquí el río es ancho, caudaloso y en un pequeño tramo muestra su bravura. No llega. Hablamos con los que también la esperan en ese punto y nos cuentan que la tercera será la segunda respecto al orden de partida ya que ha tenido un problema un poco más arriba y han tardado 45 minutos en poder solucionarlo. Ahora el calor empieza a apretar y algunos de los que esperan comienzan a retirarse.

Es la una y cuarto de la tarde cuando por fin se atisba a lo lejos la nabata que falta. Pasan con decisión sobre la corriente pero en el desvío que tomó la anterior, bien por la fuerza del agua o bien por un segundo de indecisión sobre qué camino tomar, encallan con fuerza en las piedras. Uno de ellos cae al agua sin más consecuencias y comienzan los intentos por seguir aguas abajo. Los esfuerzos aquí son infructuosos y finalmente eligen la opción de desmontar los trampos y atarlos en la orilla mientras esperan que algunos de sus compañeros, ya por tierra, vayan en su busca.

La ayuda por parte del público que aún queda ahí es imposible y comenzamos el retorno hacia Labuerda. De camino a Aínsa, rápidamente comienza a oscurecerse el cielo y cuando llegamos al puente donde terminan su bajada, las carreras de los espectadores son rápidas buscando un lugar donde guarecerse de la lluvia y del granizo que comienza a caer con fuerza.

Dónde

Audio

“Primer intento de aguar las nabatas – 0’56”
Corte de hacha de nuevos apoyos para aguar las nabatas –0’43”
Última nabata justo antes de quede atascada definitvamente en las piedras del Cinca –1’00”
Tormenta de granizo en el puente de llegada de las nabatas en Aínsa – 0’30”

42 30,320N-0 08,869E
«Primer intento de aguar las nabatas – 0’56»

42 30,320N-0 08,869E
Corte de hacha de nuevos apoyos para aguar las nabatas – 0’43»

42 30,320N-0 08,869E
Segundo intento de aguar las nabatas – 1’28»

42 30,320N-0 08,869E
Se consiguen aguar las nabatas – 1’39»

42 27,012N-0 08,484E
Público sorprendido durante el descenso – 0’26»

42 26,98N’-0 08,484E
Última nabata justo antes de quede atascada definitvamente en las piedras del Cinca – 1’00»

42 24,916N-0 08,650E
Tormenta de granizo en el puente de llegada de las nabatas en Aínsa – 0’30»

Huesca Sonora en Vimeo

Fotos


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Es el tercer domingo de mayo de 2013 y como todos los años, los nabateros del Sobrarbe van a realizar el descenso desde Laspuña hasta Aínsa en las nabatas que comenzaron a preparar meses antes. Lo primero que hacen y que, dicho de paso, es de agradecer, es obsequiar a todos los presentes con un generoso almuerzo que el cuerpo agradece.

Son más de las once cuando los nabateros deciden que ha llegado el momento de aguar las nabatas. El caudal ha bajado mucho desde ayer y el esfuerzo no obtiene recompensa en ninguno de los intentos que realizan. Al cabo del rato, de varias reuniones improvisadas en la orilla y gracias a que el caudal ha subido ligeramente, consiguen aguar la primera de las tres que han preparado, entre el aplauso y al ánimo de los curiosos que allí estamos.

[mantra-pullquote align=»left|center|right» textalign=»left|center|right» width=»33%»]Bajan con decisión retando al río pero con la última de las nabatas es el Cinca el que se impone[/mantra-pullquote]

Tras la salida de la tercera nabata nos vamos en coche hasta Labuerda donde esperamos a que llegue la segunda de ellas; en un momento aparece y nos preparamos junto a un grupo de espectadores para verla pasar muy cerca, junto a la orilla… pero ¡sorpresa!, detrás de unas piedras hay otro ramal del río bastante más tranquilo y es por ese por el que los nabateros deciden seguir su camino. La desilusión de los presentes se hace evidente.

Entonces y dado que la tercera aún no ha pasado y que no se la ve a lo lejos, nos acercamos hasta donde se ha desviado la anterior. Aquí el río es ancho, caudaloso y en un pequeño tramo muestra su bravura. No llega. Hablamos con los que también la esperan en ese punto y nos cuentan que la tercera será la segunda respecto al orden de partida ya que ha tenido un problema un poco más arriba y han tardado 45 minutos en poder solucionarlo. Ahora el calor empieza a apretar y algunos de los que esperan comienzan a retirarse.

Es la una y cuarto de la tarde cuando por fin se atisba a lo lejos la nabata que falta. Pasan con decisión sobre la corriente pero en el desvío que tomó la anterior, bien por la fuerza del agua o bien por un segundo de indecisión sobre qué camino tomar, encallan con fuerza en las piedras. Uno de ellos cae al agua sin más consecuencias y comienzan los intentos por seguir aguas abajo. Los esfuerzos aquí son infructuosos y finalmente eligen la opción de desmontar los trampos y atarlos en la orilla mientras esperan que algunos de sus compañeros, ya por tierra, vayan en su busca.

La ayuda por parte del público que aún queda ahí es imposible y comenzamos el retorno hacia Labuerda. De camino a Aínsa, rápidamente comienza a oscurecerse el cielo y cuando llegamos al puente donde terminan su bajada, las carreras de los espectadores son rápidas buscando un lugar donde guarecerse de la lluvia y del granizo que comienza a caer con fuerza.

RC_Laspuna_Nabatas_002_IMG_5569RC_Laspuna_Nabatas_003_IMG_5568RC_Laspuna_Nabatas_004_IMG_5578RC_Laspuna_Nabatas_005_IMG_5580RC_Laspuna_Nabatas_006_IMG_5583RC_Laspuna_Nabatas_007_IMG_5592RC_Laspuna_Nabatas_008_IMG_5594RC_Laspuna_Nabatas_009_IMG_5596RC_Laspuna_Nabatas_010_IMG_5603RC_Laspuna_Nabatas_011_IMG_5608RC_Laspuna_Nabatas_012_IMG_5613RC_Laspuna_Nabatas_013_IMG_5624RC_Laspuna_Nabatas_014_IMG_5691RC_Laspuna_Nabatas_013_IMG_5689