El río Aragón es el que dio nombre al territorio de Aragón que hoy conocemos y habitamos. Cuna de nuestros orígenes es, sin embargo, un río que no tarda demasiados kilómetros en adentrarse en otro antiguo reino como lo fue el de Navarra.
El Aragón-Subordán, principal afluente del Aragón, es un río ligado por tiempo inmemorial a la existencia del hombre en las tierras que recorre. Prueba de ello son los innumerables, casi en sentido literal, vestigios y restos de los primeros habitantes de su valle. Los menhires, crómlech o dólmenes que recorren su cauce pueden hacer creer que, por algún motivo, los hombres encontraron allí un punto espiritual para sus rituales funerarios, si bien como explicación más lógica simplemente fuera la dificultad de su acceso lo que permitiera una existencia y subsistencia tranquila y pacífica durante mucho tiempo.
Los dos, Aragón y Aragón-Subordán, tienen nacimientos similares pero la importancia de uno frente al otro a lo largo de la historia ha hecho que el segundo esté subordinado (Subordán) al primero. Dos ríos que confluyen en nuestra historia.