Hoy ya nos hemos acostumbrado a verlos y forman parte del paisaje “natural” de muchos de nuestros pueblos. Los molinos de viento, aerogeneradores, coronan sasos y terrenos azotados de forma habitual por el viento, y en esta tierra nuestra lo tenemos, lo sufrimos, lo disfrutamos y, como en Tardienta, lo aprovechamos.
Es tiempo de cambio climático, de influencias sobre el medio ambiente por parte del hombre, pero la raza humana, capaz de lo peor y de lo mejor al mismo tiempo, ha sabido sacar provecho de un elemento natural a través de la generación de energía por la fuerza eólica.
En la lejanía parecen molinos de juguete, pequeñas hélices que giran lentas y aburridas una y otra vez. Pero lo cierto es que cuando uno se acerca hasta ellos se siente más Quijote que nunca. Son gigantes, y también molinos, que impresionan por su estructura y por la fortaleza que evidencian para resistir a la fuerza del viento día tras día.
En la lejanía parecen molinos silenciosos, que podrían pasar desapercibidos con apenas girar la mirada, pero no, no lo son. Sus aspas provocan rítmicos zumbidos cuando se precipitan sobre uno. El sistema interior de generación de energía produce otro ruido continuo que invade el espacio cercano.
Gigantes hipnóticos a través de nuestros ojos y de nuestros oídos.
Molinos de viento – Tardienta
Molinos de viento en Tardienta – 0’41»
Molinos de viento – Tardienta
Molinos de viento en Tardienta (2) – 0’21»
Molinos de viento – Tardienta
Molinos de viento en Tardienta (3) – 1’00»
Molinos de viento – Tardienta
Interior molinos de viento en Tardienta – 1’02»
Huesca Sonora en Vimeo
Hoy ya nos hemos acostumbrado a verlos y forman parte del paisaje “natural” de muchos de nuestros pueblos. Los molinos de viento, aerogeneradores, coronan sasos y elevaciones del terreno azotadas de forma habitual por el viento, y en esta tierra nuestra lo tenemos, lo sufrimos, lo disfrutamos y, como en Tardienta, lo aprovechamos.
Es tiempo de cambio climático, de influencias sobre el medio ambiente por parte del hombre, pero la raza humana, capaz de lo peor y de lo mejor al mismo tiempo, ha sabido sacar provecho de un elemento natural a través de la generación de energía por la fuerza eólica.
[mantra-pullquote align=»left|center|right» textalign=»left|center|right» width=»33%»]Cuando uno se acerca hasta ellos se siente más Quijote que nunca[/mantra-pullquote]
En la lejanía parecen molinos de juguete, pequeñas hélices que giran lentas y aburridas una y otra vez. Pero lo cierto es que cuando uno se acerca hasta ellos se siente más Quijote que nunca. Son gigantes, y también molinos, que impresionan por su estructura y por la fortaleza que evidencian para resistir a la fuerza del viento día tras día.
En la lejanía parecen molinos silenciosos, que podrían pasar desapercibidos con apenas girar la mirada, pero no, no lo son. Sus aspas provocan rítmicos zumbidos cuando se precipitan sobre uno. El sistema interior de generación de energía produce otro ruido continuo que invade el espacio cercano.
Gigantes hipnóticos a través de nuestros ojos y de nuestros oídos.