Huellas del hombre_

Regreso en Igriés

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Parecía que casi todos estábamos de acuerdo. Tan solo unos cuantos díscolos eran los que circulaban en dirección contraria.

Regreso en la A23 (Igriés)
Hoy sobraban y faltaban dos, por contradictorio que parezca

Daba igual si se miraba al frente o hacia atrás. La fila parecía, incluso quizás lo fuera, interminable. Fila de a uno, de a dos en muchas ocasiones, pero fila al fin y al cabo. El deseo de apurar hasta el último momento la huída emprendida tres días atrás desde la rutina, hacía que nos agolpáramos en la carretera, como preparativo previo a la impuesta realidad que esperaba en las calles, en nuestras casas.

En Igriés el contraste era notable. A nuestra derecha, el acceso al conjunto de calles y de casas de la localidad, tranquilo, apenas transitado. Bajo nuestros pies los cuatro carriles de la autovía, aunque hoy sobraban y faltaban dos, por contradictorio que parezca.

El tráfico es continuo hacia el sur. Los coches, motos y alguna autocaravana, hoy los camiones no tienen adonde ir, generan un intenso sonido (combinación de la prisa y del viento) a veces casi rítmico.

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Paso de vehículos en la autovía junto a Igriés –2’20”
Paso de vehículos en la autovía junto a Igriés (2) –1’18”

Regreso en Igriés
Paso de vehículos en la autovía junto a Igriés – 2’20»

Regreso en Igriés
Paso de vehículos en la autovía junto a Igriés (2) – 1’18»

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Regreso en Igriés

Parecía que casi todos estábamos de acuerdo. Tan solo unos cuantos díscolos eran los que circulaban en dirección contraria.

[mantra-pullquote align=»left|center|right» textalign=»left|center|right» width=»33%»]Hoy sobraban y faltaban dos, por contradictorio que parezca[/mantra-pullquote]

Daba igual si se miraba al frente o hacia atrás. La fila parecía, incluso quizás lo fuera, interminable. Fila de a uno, de a dos en muchas ocasiones, pero fila al fin y al cabo. El deseo de apurar hasta el último momento la huída emprendida tres días atrás desde la rutina, hacía que nos agolpáramos en la carretera, como preparativo previo a la impuesta realidad que esperaba en las calles, en nuestras casas.

En Igriés el contraste era notable. A nuestra derecha, el acceso al conjunto de calles y de casas de la localidad, tranquilo, apenas transitado. Bajo nuestros pies los cuatro carriles de la autovía, aunque hoy sobraban y faltaban dos, por contradictorio que parezca.

El tráfico es continuo hacia el sur. Los coches, motos y alguna autocaravana, hoy los camiones no tienen adonde ir, generan un intenso sonido (combinación de la prisa y del viento) a veces casi rítmico.

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