San Jorge, Día de Aragón. Uno de los mejores lugares para poder disfrutarlo es, sin duda, Aínsa.
Es martes y esto hace que los visitantes por la mañana sean pocos, lo que a su vez nos permite fijarnos mucho más en esos detalles que siempre hemos tenido allí, en nuestras anteriores visitas, pero que hoy podemos observar más detenidamente.
Nos aprovechamos de esta situación y escuchamos el ritmo que una vecina crea al escobar tranquilamente la calle. Nos paramos en la puerta de la iglesia para oír un caos de sonidos escondidos hasta hoy y que de paso ahuyentan a las palomas. En el interior del templo el canto gregoriano suena por la megafonía (previo donativo) y en su claustro las golondrinas cantan sin parar y sin apenas vergüenza, revoloteando muy cerca de nuestras cabezas. En el mirador hacia Peña Montañesa, el Cinca y Mediano.Somos testigos del asombro de grandes y pequeños y,desde la distancia, de la unión del Cinca y del Ara para, paradojas del destino, detenerse nada más abrazarse en el embalse de Mediano. En la Plaza Mayor el ambiente a la hora de la comida es más relajado; comensales y paseantes coinciden sin prisa. Y como última parada nos detenemos en el pequeño soto que une definitivamente a los dos ríos mientras los pájaros trinan a compases alternos.
No nos olvidamos de otra cita obligada en Aínsa pero que hoy no toca. Todos los años los nabateros del Sobrarbe realizan el descenso de nabatas desde Laspuña hasta Aínsa el tercer domingo de Mayo.
Aínsa es parada necesaria para todo el que se acerque hasta Sobrarbe. Su historia milenaria lo merece; se intuye e imagina en sus calles. El casco antiguo medieval es excepcional y mención especial merecen todavía más su iglesia de Santa María con su torre defensiva, la cual ya fue declarada Monumento Nacional en 1931.
Al otro extremo de la Plaza Mayor se encuentra el Castillo (s. XI), escenario de grandes conciertos durante el Festival Castillo de Aínsa y, durante el resto del año, emplazamiento privilegiado para recrear la vista y relajar los sentidos observando el Pirineo.
42 24.968N-0 08.387E
Una vecina escoba por la mañana la calle empedrada – 0’58»
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Ambiente en la Plaza Mayor. Es la hora de comer – 1’25»
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Interior de la Iglesia de Aínsa – 0’59»
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En el Claustro de la Iglesia las golondrinas cantan sin descanso – 0’36»
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En la puerta de la Iglesia, sentado frente a ella – 0’58»
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En el mirador hacia Peña Montañesa, el Cinca y Mediano – 0’44»
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El Cinca y el Ara se unen en el embalse de Mediano… en Aínsa – 0’43»
Huesca Sonora en Vimeo
Fotos
Ver Ríos Cinca y Ara. Aínsa en un mapa más grande
San Jorge, Día de Aragón. Uno de los mejores lugares para poder disfrutarlo es, sin duda, Aínsa.
Es martes y esto hace que los visitantes por la mañana sean pocos, lo que a su vez nos permite fijarnos mucho más en esos detalles que siempre hemos tenido allí, en nuestras anteriores visitas, pero que hoy podemos observar más detenidamente.
Nos aprovechamos de esta situación y escuchamos el ritmo que una vecina crea al escobar tranquilamente la calle. Nos paramos en la puerta de la iglesia para oír un caos de sonidos escondidos hasta hoy y que de paso ahuyentan a las palomas. En el interior del templo el canto gregoriano suena por la megafonía (previo donativo) y en su claustro las golondrinas cantan sin parar y sin apenas vergüenza, revoloteando muy cerca de nuestras cabezas. En el mirador hacia Peña Montañesa, el Cinca y Mediano.Somos testigos del asombro de grandes y pequeños y,desde la distancia, de la unión del Cinca y del Ara para, paradojas del destino, detenerse nada más abrazarse en el embalse de Mediano. En la Plaza Mayor el ambiente a la hora de la comida es más relajado; comensales y paseantes coinciden sin prisa. Y como última parada nos detenemos en el pequeño soto que une definitivamente a los dos ríos mientras los pájaros trinan a compases alternos.
[mantra-pullquote align=»left|center|right» textalign=»left|center|right» width=»33%»]Sin apenas personas alrededor, prestamos atención a lo que siempre nos ha rodeado y hoy percibimos de forma más evidente[/mantra-pullquote]
No nos olvidamos de otra cita obligada en Aínsa pero que hoy no toca. Todos los años los nabateros del Sobrarbe realizan el descenso de nabatas desde Laspuña hasta Aínsa el tercer domingo de Mayo.
Aínsa es parada necesaria para todo el que se acerque hasta Sobrarbe. Su historia milenaria lo merece; se intuye e imagina en sus calles. El casco antiguo medieval es excepcional y mención especial merecen todavía más su iglesia de Santa María con su torre defensiva, la cual ya fue declarada Monumento Nacional en 1931.
Al otro extremo de la Plaza Mayor se encuentra el Castillo (s. XI), escenario de grandes conciertos durante el Festival Castillo de Aínsa y, durante el resto del año, emplazamiento privilegiado para recrear la vista y relajar los sentidos observando el Pirineo.